Armas automáticas y la paradoja de Jevons

Introducción:

«Fue la bala de rifle, que hizo la defensa más fuerte que el ataque: engendró el pozo de tirador y la trinchera, enfundó la bayoneta, embotó el filo de la espada, hizo retroceder a los cañones, y desmontó al jinete. Cincuenta  años antes de 1914, en la Guerra Civil Americana, cuando aún se usaba el fusil de avancarga, un combatiente escribió: ‘Nuestra infantería  estaba harta de cargar contra las trincheras. Los soldados rasos afirmaban que un hombre cubierto por el parapeto valía por tres hombres a campo abierto.’ En suma, la bala de rifle dominaba el campo de batalla.»

 

…

«Puede asombrar al lector el saber que el único hombre que predijo con exactitud lo que ocurrió en 1914 fue un banquero polaco, M. Bloch de Varsovia, que en 1899, en su libro ¿Es imposible la guerra?, escribió:»

 

 

La guerra, en lugar de ser un combate cuerpo a cuerpo. .. se convertirá en una especie de punto muerto. . .. Todo el mundo se atrincherará en la próxima guerra, será una gran guerra de trincheras. La pala será tan indispensable para el soldado como su fusil … . Todas las guerras necesariamente tomarán la forma de operaciones de asedio …. Da igual lo bien o mal que combatan los soldados ; la decisión final estará en manos del hambre . . . Ése es el futuro de la guerra. . . la quiebra de las naciones y de la ruptura de toda la organización social.

 – General J.F.C. Fuller, veterano de la Gran Guerra e influyente teórico militar británico, en la introducción de In Flanders Fields, de Leon Wolff, crónica de la 3ª Batalla de Ypres en 1917

El campo de batalla moderno

 Sirva esta introducción para explicar la naturaleza de esta guerra en el plano táctico y su estancamiento. Un siglo después de la Primera Guerra Mundial , a pesar de todos los adelantos tecnológicos, el tanque, la aviación, la radio… en la estepa de Donbass nos hallamos en una guerra estática de posiciones.

En lo esencial, las cosas no han cambiado mucho. Los sucesivos perfeccionamientos de las armas de fuego, que culminaron en las armas automáticas: las ametralladoras, a los que se sumaron  los avances similares en el alcance y letalidad de la artillería, hacen que el campo de batalla moderno parezca vacío a ojos de un observador, porque asomarse supone la muerte.

Al estar el aire surcado por miles de balas y fragmentos de metralla hace que sólo sea posible para el infante avanzar de pie en pequeñas carreras, saltando de una posición a otra, aprovechando la cobertura y  pliegues del terreno, y  reptando si es preciso. Y sin un volumen de fuego de apoyo propio que acalle, al menos momentáneamente, las ametralladoras y la artillería enemiga, hay que aceptar elevadas bajas en ese avance. Que a veces es imposible, sin importar el valor y capacidad de sacrificio de la infantería.

A pesar del perfeccionamiento de los medios de ataque y la invención de otros nuevos, como la aviación, y en especial: el tanque y los blindados de transporte de infantería, que permitieron romper el estancamiento de la guerra de trincheras, pero a su vez los medios acorazados pueden ser neutralizados por la defensa anticarro,  o si los blindados no están disponibles, o el terreno dificulta o impide su empleo, volvemos a la parálisis guerra de posiciones. Muchos de los frentes durante la Segunda Guerra Mundial fueron frentes  estáticos durante largos períodos en los que  se daban batallas de infantería y artillería como las del primer conflicto.

La guerra de posiciones en Donbass

La hecatombe de 1914-1918 en el Frente Occidental, y otros frentes donde se dieron condiciones parecidas, ocurrió porque los ejércitos de millones de hombres ya no tenían espacio para maniobrar y envolver al otro, lo que llevó a un choque frontal y luego la estabilización en un frente continuo de trincheras de 700 km. En esta guerra de Donbass, las fuerzas enfrentadas son minúsculas por comparación, pero el frente tiene 350 km de recorrido, por lo que el problema es que apenas hay fuerzas suficientes para cubrir la línea, y mucho menos atacar, aunque el contrario esté igual de extendido, porque el intento de concentrar fuerzas en un sector para una ruptura conlleva desproteger peligrosamente otros sectores.

Podría pensarse que ante unas líneas tan extensas y con tan baja densidad de tropas, aún sin tanques debería ser fácil para hombres decididos avanzar por los huecos entre posiciones, pero cualquier avance a pecho descubierto está condenado al fracaso, y la culpa de todo, con permiso de la artillería, la tiene la ametralladora. Si un fusilero a cubierto valía por tres hombres, entonces una ametralladora vale por ciento.

 Existencias de munición y consumo

Hasta aquí es una exposición general histórica de cosas ya sabidas para cualquier lector aficionado a la historia bélica,  pero ¿qué relevancia tiene para la situación actual? ¿a dónde quiero ir a parar? Aparte de explicar el estancamiento del frente, a mí lo que me interesaba es estimar el consumo de municiones, conocidas las existencias de preguerra, gracias a estudios sobre desarme que analizaban el problema de deshacerse del arsenal heredado de la Unión Soviética, y poder hacer una previsión sobre cuánto más tiempo queda de guerra.

Para la artillería tenemos una idea bastante aproximada, pero me preguntaba si el gasto de cartuchos, granadas y municiones de otras armas ligeras sería significativo. Después de todo, en la Primera Guerra Mundial sólo había que contar cartuchos de fusil y granadas de mano. Ahora hay dos tipos de calibres distintos para fusil y ametralladora, más la munición de las ametralladora pesadas de 12.7 y 14.5 mm, granadas de 30mm para lanzagranadas automáticos, lanzacohetes antitanque RPG, proyectiles para los cañones automáticos antiaéreos de 23mm y los de los blindados BMP de 30mm, minas terrestres, de las que todavía quedaban grandes existencias aunque Ucrania firmara el tratado de prohibición de minas antipersona… etc.

Resulta que todo eso no es estadísticamente relevante y mejor seguir contando los disparos de cañón y mortero, que es lo único que importa. Por comparativa histórica de la logística de batallas de las guerras mundiales,  y sumando todos los tipos de armas,  debe estar entre el 10% y el 20% como mucho,  del tonelaje total.

Para completar los detalles logísticos que me hicieron revisar las estimaciones de consumo , en una vieja crónica de la Primera Guerra Mundial se daban datos de la logística para la batalla de La Malmaison en 1917, una ofensiva francesa de alcance limitado, en un frente de 10 km y con una duración de cinco días, cito libremente (el texto es mío a partir de las tablas):

para tres cuerpos de ejército se llevaron 33 millones de cartuchos de fusil (y ametralladora).  Y un millón y medio de granadas de mano. Y aún así, toda la munición para la infantería apenas suponía 20 trenes de carga, a 25 vagones de 20 toneladas de capacidad cada uno, es decir, 500 toneladas por tren. En total, 10.000 toneladas de munición sólo para las armas personales de la infantería. Pero esto apenas supone una minucia: 20 trenes de 500. Hacían falta otros 20 trenes sólo para los morteros de trinchera, más de 60 para la artillería de campaña, y 180 para la artillería pesada, con 100.000 toneladas

Claro que la Malmaison es un caso especial, su preparación de artillería fue la más fuerte de todas las batallas de la Primera Guerra Mundial, con una intensidad  de 1.800 piezas de artillería en un frente de 12 kilómetros y 3 millones de proyectiles, y con una proporción muy elevada de calibres pesados. Pero estoy divagando, baste con saber que los datos sobre logística, permiten estar segura de que la munición de armas ligeras es calderilla comparada con de artillería.

Mi estimación era que la munición de artillería disponible para los ucranianos era el 50% de las 300.000 toneladas de todos tipos que quedaban antes de comenzar la guerra. Aún habría que descontar, aparte de las cárgas de pólvora (un 20% del peso de la munición de artillería), lo que se perdió en Donbass y Crimea,  las bombas y cohetes de aviación, armas navales fuera de Crimea, minas terrestres, proyectiles de tanque, munición de la Segunda Guerra Mundial oxidada o de calibres obsoletos, .. etc, pero aún así, la fracción correspondiente por las armas ligeras es pequeña.

Eso obliga a revisar al alza las estimaciones de cuánta munición de artillería le queda al ejército ucraniano para proseguir la guerra, yo calculaba unas 100.000 toneladas útiles y ya deberían haber consumido unas 50.000  en una estimación conservadora. Si ya no emplean los lanzacohetes y poco la artillería pesada, entonces queda menos de la mitad, pero no sabemos exactamente cuánta: ni tan poca para que el fin de la guerra sea cuestión de pocos meses, ni tanta para olvidarse del problema. Por lo que la ofensiva ucraniana podría posponerse a 2018 mientras prosigue la guerra de desgaste. Si la situación fuera crítica y fuera cuestión de ahora o nunca, se vería más urgencia en la adopción de medidas drásticas como la ley marcial y una nueva movilización (la séptima).

Parecida situación con las armas ligeras, desde hace un año se le da vueltas a la idea de construir una fábrica de cartuchería para reemplazar a la de Lugansk. El problema existe, pero no es acuciante. O igual sí lo es, pero la parálisis que atenaza al régimen y la falta de dinero hacen que todo se quede en hablar.

¿Por qué tendrían escasez de cartuchos?  El consumo de munición, para ser una guerra limitada, es elevado, como veremos más adelante, pero con las montañas de armas de la época soviética, tendrían para décadas de guerra. Pero la escasez de munición, no sólo para los fusiles, si no para otras armas, empieza a notarse. De lo contrario no se pondrían a rebuscar en los almacenes de Lituania para encontrar cartuchos de 5.45mm para los AK. Y como muestra, desde hace semanas las tropas ucranianas se quejan de que faltan granadas de 30mm para los lanzagranadas automáticos y los acoplados al fusil. Podrían ser simples problemas logísticos puntuales, pues faltan camiones y combustible para llevar las municiones desde las estaciones de ferrocarril al frente, pero me inclino a pensar que la intendencia ucraniana está racionando

las municiones para conservar existencias para una batalla decisiva.

  Ucrania: exportadora de armas, antes y ahora

¿Pero por qué se quedan sin balas ya? La razón fue el desarme durante las dos décadas que siguieron a la caída de la URSS. Los gobiernos de Ucrania querían librarse del problema de la munición de artillería, por los peligros de explosiones y contaminación, pero no tenían dinero. Ucrania no quería destruir las armas ligeras, porque podían ser exportadas y ser una fuente de divisas. No había mercado para las piezas de artillería soviética y su munición, pero en los 90 había demanda para los Kalashnikov antiguos y ametralladoras.

A los países occidentales sólo les preocupaba que el arsenal de armas ligeras y municiones fuera vendido a traficantes de armas para alimentar guerras en el tercer mundo y grupos terroristas.  Al final, el desarme fue mucho más completo en lo que se refiere al armamento ligero, pagado por Alemania, entre otras. Las exportaciones, ya fueran legales o ilegales, disminuyeron las existencias, pero dada la corrupción e ineficiencia endémicas, todavía debían quedar muchas.

En vísperas del Maidan, Arabia Saudí hizo a Ucrania un encargo enorme de armas y municiones, para armar y equipar a las facciones rebeldes en la guerra civil en Siria. El contrato no llegó a firmarse, que yo sepa, pero es una certeza de que mucho armamento ucraniano y su munición fue enviado de contrabando a Siria, incluso desde que empezó la guerra. Y seguramente también munición de artillería, y mortero. Es chocante que un país en guerra civil le quite munición a su propio ejército para alimentar una guerra civil en otro país, pero en Ucrania, que todo está en venta, y que la junta de Kiev es un títere americano, todo es posible. Si los mandos ucranianos ya le vendían armas a los rebeldes novorusos, ¿por qué no iban a vender a otros?

Por esto en esta guerra casi no se han visto los viejos AK de 7.62mm, aparte del engorro logístico que supone tener fusiles de distintos calibres, es que ya casi toda la munición fue exportada, o es tan vieja que ya es inútil. Por las mismas razones no se han visto armas de la época de la Segunda Guerra Mundial, que sí llegaron a emplearse en las guerras de los Balcanes en los 90, como fusiles Mauser, por desesperación y a falta de otras armas.

Aunque fuesen ciertos los rumores de que hay miles de armas antiguas guardadas en una mina de Slavyansk, no valdría la pena usarlas. Los fusiles de cerrojo están obsoletos, la utilidad de un fusil ametrallador Degtyaryov es escasa y la munición está mejor empleada para las ametralladoras medias PK, y los subfusiles PPSh son inferiores a un AK. Pero sobre todo, porque la munición para estas armas, de existir, estará oxidada, y de cualquier forma los fulminantes son corrosivos y tienen una fecha de caducidad, como la pólvora.

En todo el espacio post-soviético los Kalashnikov del calibre 7.62mm estos fueron reemplazados por los AK modernos de 5.45mm, que no tienen mercado fuera de esas fronteras. Pero el cambio de calibre supuso que no hubiera tantas existencias acumuladas de cartuchería. De hecho la fábrica de cartuchos de Lugansk siguió en activo después de 1991, a pequeña escala,  produciendo pequeñas cantidades para las necesidades de instrucción del ejército ucraniano y la policía, y exportación.

Y llegamos a la parte final de este artículo que da título a la entrada. En ausencia de una fuerza abrumadora en número, artillería, o el empleo en masa de medios acorazados, las armas automáticas imponen fatalmente la parálisis de la guerra de trincheras. Pero al coste de la eficiencia, pues derrochan munición.

 Armas automáticas y la paradoja de Jevons

 Un lector, tras leer la exposición siguiente, comentó que es  la paradoja de Jevons llevada a la guerra:

«a medida que el perfeccionamiento tecnológico aumenta la eficiencia on la que se usa un recurso, es más probable un aumento de dicho recurso.»

 

Y esto es lo que ocurre con las armas de fuego, su perfeccionamiento ha hecho que a pesar de ser más mortíferas, sean más ineficientes y derrochen munición.

Es complicado encontrar estadísticas sobre municiones de las dos guerras mundiales que nos ayuden a analizar e interpretar los datos de esta guerra, y así estimar la intensidad de la lucha, el consumo de municiones y ya que las existencias de preguerra son conocidas, estimar cuánto tiempa queda antes de que se acabe la guerra por falta de munción.

Por ejemplo, en unas tablas de un libro que estoy leyendo sobre la historia de la guerra química, se comenta que la artillería causaba 5 bajas por tonelada, aunque sospecho que el autor se comió un cero y en realidad la proporción es similar a la que calculo en entradas anteriores: una tonelada, una baja en el mejor de los casos.

https://guerraenucrania.wordpress.com/2017/06/16/algunos-calculos-y-observaciones-sobre-los-bombardeos/

También se confirma que hacen falta miles de balas para conseguir herir o matar a un enemigo. Como ahora todo el mundo tiene armas automáticas, en vez de fusiles de cerrojo, el consumo de cartuchos también debe ser enorme.

En estadísticas que encuentro por internet

En la Primera Guerra Mundial, 10.000 balas gastadas por cada baja

SGM, 25.000 balas

En Vietnam, con la generalización de los fusiles de asalto, la media sube a 50,000 disparos.

Y en las guerras del siglo XXI el derroche de munición es demencial, hace unos años salió una noticia de que los americanos gastaban un cuarto de millón (!!!) de balas por cada insurgente que mataban en Afganistán e Irak, y como no podían producir munición suficiente, la importaban de Israel

US forced to import bullets from Israel as troops use 250,000 for every rebel killed – BelfastTelegraph.co.uk

 

La cifra es tan absurda que un lector se preguntaba ¿a qué demonios le disparan?

Bueno, la cifra de que en Irak y Afganistán gastan cuarto de millón de balas por insurgente abatido muy probablemente sea una exageración sensacionalista, y eso que los americanos son de gatillo fácil. Eso sí, me creo que a pesar de que los soldados profesionales de ahora están mejor instruidos que los de Vietnam, gastan tantas balas o más.

Es el problema cuando le das a los soldados armas automáticas, la tentación de hacer ráfagas es muy fuerte, sobre todo cuando son soldados de reemplazo poco adiestrados y sin disciplina de fuego. Por eso la decisión de los británicos de adoptar el FAL en los años 50 pero sin capacidad de tiro automático igual no fue tan absurda como parece.

Los fusiles de asalto consumen mucho, pero lo que más gasta munición son las ametralladoras, que proporcionan la mayor parte de la potencia de fuego, y que hacen fuego de supresión para evitar que el enemigo asome la cabeza, o de interdicción para impedir el paso a través de una zona. En la Primera Guerra Mundial  los británicos hicieron verdaderos derroches de munición usando sus ametralladoras para batir una zona durante horas, como si de una preparación de artillería se tratara, para impedir que los alemanes pudieran enviar refuerzos a las trincheras de primera línea bajo ataque.

Como muestra de las magnitudes, el consumo de munición para el ejército británico en Francia era del orden de seis millones de cartuchos por día, aunque claro, sólo una fracción de los soldados emplearía sus fusiles y ametralladoras en un día en particular, por lo que la media salía a media docena de cartuchos por soldado.

Un arcabucero de los Tercios o un fusilero de Napoleón llevaba unos 40 o 50 cartuchos para todo un día de batalla. Un infante de la Gran Guerra armado con un fusil de cerrojo de 7mm y un cargador de 5 disparos llevaba 150-200 cartuchos que le podían durar un par de horas. Ahora un soldado armado con un Kalashnikov y un cargador de 30 cartuchos, lleva el doble de munición porque la munición de 5mm es más ligera, pero como dispara ráfagas gasta muchísima más munición.

Como todo soldado tiene lo que antaño se consideraría un fusil ametrallador, la potencia de fuego, sobre todo en la defensiva, actúa como un multiplicador de fuerza. De hecho los alemanes diseñaron el fusil de asalto a raíz de la experiencia del Frente del Este, donde los grandes espacios abiertos, con una densidad de tropas insuficiente, no podían ser cubiertos con fusiles de repetición manuales, y no había suficientes ametralladoras para enlazar por el fuego con las posiciones propias, es decir, a falta de tropas para ocupar el terreno y mantener un frente continuo, al menos ser capaces de batir los espacios entre una posición y la vecina y que el enemigo no pudiera infiltrarse entre ellos. Por ello se necesitaba un arma que tuviera la cadencia de fuego de un subfusil, y un alcance aceptable.

Y para disparar ráfagas ni siquiera hace falta saber disparar. Es una de las razones que contribuye a explicar cómo pudieron los milicianos novorusos hacer frente en las primeras semanas a las fuerzas ucranianas, muy superiores en número. Porque ya en tiempos de Napoleón, el teórico militar Clausewitz observó que la defensa es más poderosa que el ataque y que el atacante necesitaba una superioridad numérica de tres a uno para igualar las ventajas de la defensa. Con el perfeccionamiento de las armas de fuego, y en especial desde la invención de la ametralladora, la proporción necesaria no ha dejado de crecer, a pesar de que los incrementos de la potencia de fuego también benefician al atacante y nivelan un poco la balanza.

Creo que el 90% de los soldados a ambos lados del frente jamás le acertarán a nada con sus AK, ni aún vaciando cargadores enteros, pero hacen ruido y que el enemigo agache la cabeza, o no pueda ponerse en pie y avanzar, con lo que logran su propósito.

Dicho esto, la ametralladora de 7 mm (las ametralladoras medias soviéticas siguieron usando el antiguo cartucho de fusil zarista) sigue siendo la reina del campo de batalla, artillería aparte, por su capacidad de fuego sostenida al estar alimentada por cinta y por su alcance muy superior a los fusiles de asalto, desbancando a los fusiles ametralladores RPK de 5 mm, que son un remedo de ametralladora ligera, un AK con un cañón más grueso, bípode, y si eso cargadores de mayor capacidad de 40 o 50 cartuchos, que en el ejército soviético se asignaba uno por cada escuadra de 10 infanes.

Podría estar equivocado pero me parece que apenas se usan, porque casi no aparecen en las fotos, imagino que porque los combatientes no encuentran que sean mucho más eficaces que un AK, y demasiado pesados para lo que valen.

Para una guerra de posiciones como esta no sería ninguna tontería sacar de los museos las viejas Maxim refrigeradas por agua. A lo que se le suman las ametralladoras pesadas de gran calibre, inventadas al final de la PGM como arma antitanque, y que en la SGM eran antiaéreas sobre todo, pero que acabaron empleándose en tiro terrestre. Compensan con su alcance y capacidad de penetración de parapetos y muros una cadencia de tiro algo menor.

Toda esta exposición técnica para decir que el consumo de cartuchos debe ser enorme y no desdeñable, aunque sea una proporción pequeña comparada con el tonelaje de la munición de artillería, y que estamos de vuelta al estancamiento de la guerra de trincheras.

Sin una infantería bien instruida, o al menos con una ventaja abrumadora en número, sin un buen apoyo de artillería, y sobre todo sin emplear tanques y transportes blindados es imposible para los ucranianos romper el frente. Y los ukropitecos tienen graves carencias en casi todo. Y eso contra posiciones defensivas que no son mucho más que blocaos de sacos terreros y un puñado de defensores con AKs y alguna ametralladora.

El problema para el régimen ucraniano es que sólo les quedan unos pocos cientos de tanques y blindados y ninguna forma de reemplazar los destruidos. Sólo hay para una última tirada de dados.

Por otra parte, los novorusos tienen problemas parecidos, aunque su principal debilidad es la inferioridad numérica y de material que hace que sólo se puedan arriesgar a una ofensiva cuando el éxito esté garantizado, por lo que es necesario esperar a que el ejército ucraniano se agote, ya sea por desgaste, o por sufrir pérdidas elevadas en una última ofensiva, y que quede tan debilitado que un empujón baste para que se desmorone.

Y así llevamos dos años y medio.

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Nuestra causa es justa. El enemigo será detenido. La victoria será nuestra. -V.M. Molotov, 22 Junio 1941