(a petición de un lector se publica otro artículo de este autor)
Mientras las clases dirigentes europeas muestran tristemente un temor desmesurado hacia Washington, en Estados Unidos crece el debate -y el enfrentamiento político- entre las dos facciones (transversales) actuales del belicismo imperialista: los rusófobos neoconservadores y los halcones antichinos.
El punto de partida, aunque obviamente los primeros tienden a ocultarlo, es la constatación de que la estrategia aplicada en Ucrania contra Rusia ha resultado un fracaso, política y militarmente. Para los neoconservadores esto significa que es necesario relanzar, elevar el nivel de la confrontación, hasta llevarla -si es necesario- a los límites de un nuevo conflicto mundial. Mientras que para los segundos significa encontrar cuanto antes una salida al atolladero ucraniano, tratar de salvar la cara (y no sólo eso) y prepararse para el choque con Pekín.
Dos errores
Puede parecer trágicamente increíble, pero en la raíz de la prolongación del conflicto ucraniano hay dos errores flagrantes; uno, político, por parte de Moscú, y otro, militar, por parte de Washington.
A estas alturas está bastante claro que, en el momento en que Rusia lanzó la Operación Militar Especial, el objetivo era forzar la mano (no sólo a Kiev, sino también y sobre todo a los europeos y a Washington), llevándolos rápidamente a una mesa de negociaciones, con la intención de obtener lo que hasta entonces no había sido posible tener: autonomía para el Donbass, reconocimiento de Crimea como parte de la Federación Rusa y una garantía de seguridad (ninguna Ucrania en la OTAN).
Lo que Moscú no había comprendido es que en EEUU se había impuesto la corriente más extremista, que apuntaba a la confrontación militar, y que los países europeos no tenían capacidad para labrarse ninguna autonomía, por lo que la perspectiva era sencillamente irrealizable. Error político.
Por otro lado, los movimientos militares de la fase inicial de la SVO, en cierto modo incomprensibles y confusos, generaron en los estados la convicción de que las fuerzas armadas rusas definitivamente no estaban a la altura de las circunstancias, y por tanto, en lugar de con la estrategia de guerrillas (con la que la OTAN pensaba que podría enfrentarse a los rusos, y que de hecho caracterizó las primeras tácticas ucranianas), se les podría derrotar en una guerra abierta. Error militar.
En ambos casos se trató de errores flagrantes, y no sólo por sus consecuencias. El hecho de que la cúpula del Kremlin, ciertamente no formada por gente desinformada, sino todo lo contrario (uno por encima de todos, una persona de indudable talla como Lavrov), pudiera no haber captado lo que se estaba moviendo en el campo occidental, en qué dirección y con cuánta determinación, es asombroso. Y sí, era una historia bastante larga en ese momento, desde el golpe de la plaza Maidan hasta el entrenamiento del ejército ucraniano por parte de la OTAN, desde los falsos acuerdos de Minsk hasta los tres grandes ejercicios de la OTAN en Ucrania solo en 2021, desde la agresión contra las repúblicas del Donbass hasta la obstinada negativa a aceptar cualquier debate sobre la seguridad en Europa.
Del mismo modo, es asombroso que el Pentágono haya sido tan descaradamente engañado sobre las capacidades militares de Rusia y, de hecho, de la propia Ucrania. Y, en consecuencia, incluso sobre las suyas propias y las de la OTAN en su conjunto.
La conclusión -desconcertante- es que ambas potencias han estado a un paso de una confrontación directa (que, por otra parte, aún no se ha descartado) sin conocerse ni comprenderse realmente.
A partir de esta estrepitosa incomprensión mutua se inició la peligrosa espiral en la que aún se encuentra sumida Europa. El único aspecto positivo es que, tal y como han ido las cosas, la perspectiva de la sirianización del conflicto ha quedado definitivamente anulada. Las posibilidades de cronificar la guerra, congelándola en una larga temporada de guerrilla ucraniana, con nazis locales haciendo el papel de Isis, se esfumaron cuando Washington (y Londres…) convencieron a Zelensky de que con el apoyo de la OTAN podría ganar, empujando a los ucranianos a un túnel sin salida. O mejor dicho, en cuyo fondo hay una picadora de carne gigante.
Pero si para Kiev el juego tiene ahora un alcance dramático, pues ya no es sólo la integridad territorial del país sino su propia supervivencia lo que está en juego (1), para sus patrocinadores el asunto también se pone serio. En palabras de Alastair Crooke (ex diplomático británico, fundador y director del Conflicts Forum de Beirut), «el globo ucraniano ha estallado». Los círculos militares y civiles de Washington lo saben. Reconocen el elefante en la habitación del inevitable éxito ruso (…). También saben que el globo de la OTAN (como fuerza formidable) ha estallado. Saben que el globo de la capacidad industrial occidental para fabricar armas -en cantidad suficiente y durante mucho tiempo- también ha estallado» (2).
Mientras que Moscú, mostrando una gran flexibilidad y disposición, fue capaz de reorientar rápidamente no sólo su estrategia militar (e industrial), sino toda su dirección política, los círculos de la OTAN -intoxicados por la vehemencia extremista de los neocon, y la ideológica de los demócratas- llevaban mucho tiempo adormecidos en la ilusión de que su narrativa propagandística era la realidad, hasta que empezaron a darse de bruces con ella.
Básicamente, desde que la Operación Especial se puso bajo un mando unificado, y comenzó la ofensiva de misiles pesados sobre Ucrania, la OTAN ha estado procediendo por la fuerza de la inercia, sin ninguna idea estratégica real, ni sobre cómo lograr una victoria imposible, ni sobre cómo incluso evitar una victoria rusa.
Lo que la propaganda vende como una escalada mesurada y planificada de suministros militares (siempre demasiado escasos y demasiado tardíos para tener efecto alguno sobre el terreno), no es en realidad más que la persecución de los acontecimientos.
Pero como todas las narrativas alejadas de la realidad, tarde o temprano se desmoronan y dejan que esta aparezca.
A estas alturas, en Estados Unidos, no sólo se ha hecho evidente la polarización entre dos visiones estratégicas opuestas, sino que está surgiendo un verdadero enfrentamiento político en torno a ella, cuyo resultado es en estos momentos muy incierto.
Obviamente, el curso de la guerra y las dificultades a las que se enfrenta la OTAN para seguir apoyándola son elementos que juegan en detrimento de los círculos rusófobos, que han apostado por esta guerra. Pero por mucho que los datos reales debiliten su posición, hay otros que aún la hacen firme.
En primer lugar, el entorno presidencial y el Comité Nacional Demócrata (3), para quienes la inversión política en la guerra ha sido total, obviamente siguen teniendo muchos resortes de poder en sus manos. Y, por supuesto, además de poder contar con la influencia de los think tanks neoconservadores por parte del GOP (4), tienen el apoyo del poderoso lobby de la industria militar, que se está beneficiando generosamente de la guerra.
Por otra parte, una gran parte de los republicanos, especialmente los trumpianos, siempre se han mostrado escépticos ante la apertura de hostilidades con Rusia, teniendo en mente sobre todo el conflicto final con China. Este bloque político está flanqueado -por ahora muy discretamente, sobre todo a través de las intervenciones de exmilitares- por una parte importante del Pentágono, que tiene el dedo en el pulso de la situación, tanto en lo que se refiere a la evolución sobre el terreno como al impacto en las capacidades operativas de las fuerzas armadas estadounidenses (y de la OTAN en general). Probablemente podrían contar con el apoyo de algunos grandes fondos de inversión, que esperan el final de la guerra para abalanzarse sobre la colosal operación de reconstrucción de Ucrania, aunque el gigante Blackrock esté vinculado a la familia Biden.
Se trata actualmente de una situación fluida, en la que el enfrentamiento político está ya al descubierto, pero todavía en una fase blanda, y sin que todas las partes interesadas hayan tomado partido oficialmente. Mucho depende de los acontecimientos y de cómo se gestionen. Pero es indudable que el partido antichino está ganando puntos, hasta el punto de que puede permitirse criticar abiertamente la opción extremista de la administración.
Las dos facciones intercambian golpe tras golpe, señal de que la cuestión se está volviendo urgente para ambas. Así, en rápida sucesión, aparece primero una entrevista con el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, quien declara al Financial Times que «es muy difícil que Ucrania expulse a los rusos de todo el territorio», un eufemismo para decir que el objetivo de la victoria ucraniana es pura utopía. Inmediatamente, sin embargo, llegó la respuesta de Nuland (5), la verdadera alma negra de todo el dossier ucraniano, que volvió a sacar el tema, declarando públicamente (en el Carnegie Endowment for International Peace) que Washington apoya los ataques de Ucrania contra las instalaciones militares rusas en territorio de Crimea.
Pero fue la Conferencia de Seguridad de Múnich el escenario elegido por los rusófobos para montar una bronca notable. Desde los alemanes (Pistorius, ministro de Defensa: «Ucrania debe ganar la guerra»; Baerbock, ministro de Exteriores: «se presentará una resolución antirrusa ante la ONU») a los británicos (Sunak, primer ministro: «el Reino Unido enviará misiles de largo alcance a Ucrania»), y por supuesto la OTAN (Stoltenberg, secretario general: «el riesgo de una escalada del conflicto en Ucrania para la OTAN es incomparable con el peligro de una victoria rusa»).
Estados Unidos, por supuesto, es el que deja caer la carga ex`ñpsova, representado al más alto nivel; el Secretario de Estado Anthony Blinken: «no tenemos dudas sobre la victoria y el éxito de Ucrania», la Vicepresidenta Kamalah Harris: «Estados Unidos ha establecido formalmente que Rusia ha cometido crímenes contra la humanidad».
El mensaje es una especie de win-win mussoliniano, que suena más a entrenamiento autógeno que a un verdadero programa político-militar. Desde cierto punto de vista, la Conferencia de Múnich parece haber sido una gigantesca manifestación de autismo por parte de Occidente, que sigue representando (y representándose a sí mismo) a Rusia como una entidad casi demoníaca (¿cuándo revivirá el imperio del mal del recuerdo de Reagan?), al tiempo que oblitera su existencia, casi como si lo único posible para Moscú fuera la rendición incondicional. Paradigmática de este autismo occidental es una frase pronunciada de nuevo por Blinken, según la cual «todos los lazos de Rusia con el mundo han sido cortados uno a uno». Para los cortesanos y vasallos del imperio, reunidos en la colonia germánica, ellos son el mundo entero.
Una realidad
Sin embargo, lo que ambas líneas tienen que afrontar es la realidad del conflicto. Para los neoconservadores, esto debe resolverse -precisamente- con un relanzamiento continuo; con el suministro de tanques pesados y sistemas antimisiles, con el suministro de aviones de combate y, si es necesario, con la búsqueda de medios para proporcionar importantes refuerzos de personal de combate, utilizando para ello los cazas polacos. La esperanza es que, gracias a esta ayuda, Ucrania consiga no derrumbarse, mantener no sólo una apariencia de Estado y de estructura política, sino también una capacidad de combate, al menos para frenar en lo posible el avance ruso. En una especie de carrera contrarreloj, el plan consistiría en nutrir al ejército ucraniano con una dosis de medios y sistemas de armamento occidentales, para que fuera capaz de intentar algún tipo de contraofensiva en verano, quizá recuperando trozos de territorio aquí y allá; o al menos, para que no se viera desbordado por la prevista ofensiva rusa (que, sin embargo, nadie tiene ni idea de cómo y cuándo se desplegará). En ese momento, aprovechando la posterior calma otoñal, apuntar a algún tipo de acuerdo (una especie de Minsk III), que daría a Kiev tiempo y forma para recuperar el aliento.
Evidentemente, este planteamiento tiene dos grandes limitaciones: esencialmente no tiene en cuenta a los rusos (lo que harán sobre el terreno y su disposición a llegar a acuerdos), y se juega en el filo de la navaja, con la posibilidad de que las cosas se pongan tan mal que ya no puedan dar marcha atrás y se vean directamente implicados en un enfrentamiento con la Federación Rusa.
El mismo problema, y la misma dificultad, para los partidarios de la retirada. Porque la cuestión crucial sigue siendo cómo salir del callejón sin salida, cómo poner fin al conflicto sin parecer que se ha perdido -algo que, tras la derrota afgana, y la (sustancial) siria, correría el riesgo de tener enormes repercusiones en la credibilidad de EE.UU. y la OTAN, tanto ante amigos y aliados, como (aún más) ante el resto del mundo que ya los mira con fastidio y desconfianza. Obviamente, éste es el mayor obstáculo, pero no el único. De hecho, hay que tener en cuenta que, además de los mencionados adversarios internos, una retirada (relativamente) rápida (6) encontraría obstáculos tanto en Kiev como en Londres y Varsovia. Y aunque el reemplazo de Zelensky no sería ciertamente un problema (los candidatos ya están calentando los músculos, empezando por Arestovyč (7)), el resquebrajamiento de las relaciones con los ultras británicos y polacos no le haría ningún bien a la OTAN.
Una retirada gradual sería obviamente la situación ideal, teniendo en cuenta además que -en la perspectiva del choque con China- EEUU debe recuperar toda su capacidad ofensiva, sin perder nunca la disuasoria (8).
Por todo ello, los próximos seis meses serán decisivos. No sólo porque en ellos es posible que se produzcan cambios significativos (en una u otra dirección) en el campo de batalla, sino porque es también la ventana temporal en la que deben resolverse algunas cuestiones fundamentales de la política estadounidense, para las que 2024 es año de elecciones presidenciales.
Que Biden vuelva a presentarse o no dependerá en gran medida de las decisiones que tomen los demócratas; el actual presidente podría ser considerado un chivo expiatorio útil, y por tanto hundido en favor de otro candidato, o podría ser que se considerara más útil agruparse en torno a él. Igualmente, habrá que ver si los republicanos vuelven a nominar a Trump, o si optan por una candidatura más libre de conflictos. O si tal vez Trump decida seguir su propio camino.
Sólo una cosa es segura, y es que en todo esto los europeos seguirán actuando como espectadores, esperando a ver adónde les llevan a continuación, y los ucranianos seguirán siendo masacrados en una serie de batallas sin esperanza.
Notas
1 – Incluso sin contar con la cada vez más probable partición (con polacos y húngaros dispuestos a tomar porciones más o menos grandes de territorio), existe la combinación de un país prácticamente destruido por la guerra, privado de sus regiones más ricas y productivas, desangrado – entre la guerra y la huida al extranjero – de su mano de obra, y con una deuda sencillamente espantosa – destinada a aumentar día a día.
2 – Véase Alastair Crooke, «Endgame for Ukraine: America vs America», strategic-culture.org
3 – Órgano colegiado que dirige el Partido Demócrata estadounidense
4 – Good Old Party, el Partido Republicano
5 – Victoria Jane Nuland, Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos
6 – El factor tiempo es decisivo, bien porque juega a favor de Moscú, bien porque cuanto más tiempo pase, más difícil se hace la situación de los países de la OTAN, bien porque se hace cada vez más complicada de desenmarañar.
7 – Alexei Arestovich es un político ucraniano de ascendencia bielorrusa, antiguo asesor externo para estrategias de defensa y comunicación de seguridad nacional de la Oficina de Estado de Ucrania.
8 – Aunque Pekín no quiera resolver militarmente la cuestión de la reunificación de Taiwán, es obvio que si viera que se abre una ventana de oportunidad, en la que podría llevar a cabo la operación a salvo de cualquier reacción real estadounidense, también podría considerar
Hola colegas, excelente analisis !! Gracias por compartir General.
Una pregunta Soy el Unico que estoy contando las horas para sentir el jubilo, gloria y adrenalina de la victoria en Bahkmut !! ?? Soy el unico que siente que es el Inicio del fin de esta asquerosa guerra ??
Un saludo para todos compañeros
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Ojalá pudiera compartir su optimismo, es sólo una batalla más, pero gracias a la obstinación suicida del régimen, está dando mejores resultados en cuanto a desgaste del enemigo que lo que cabría esperar.
Lo que sí está claro es que la balanza de fuerzas se inclina a favor de Rusia de nuevo. Ucrania ha perdido la superioridad temporal que logró en verano y otoño por la leva en masa, la ayuda occidental en medios de inteligencia y armas, y el agotamiento de la fuerza expedicionaria rusa. Ahora las fuerzas están a la par y Rusia tiene mucho más material de guerra que el que pueda proporcionar la OTAN a Ucrania.
Todavía quedan grandes batallas y miles, decenas de miles muertos más, entre primavera y verano antes de que esto acabe o siquiera se vea el atisbo del fin.
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Interesante artículo Zhukov. Aunque discrepo en lo de guerra de guerrillas. Más bien se quería enlodar a Rusia en una especie de guerra todavía simétrica al estilo de SIria eliminando vehículos y aviacion con el uso de ATGM y manpads conforme avanzaban. Logrando incursiones sorpresas, infiltración en pequeñas unidades aprovechando el caos con acciones de sabotaje y explosiones y consumiendo recursos de las fuerzas rusas en distintas zonas golpeando la logística y extendiendo acaso el conflicto más allá de sus fronteras.
Cuando no se cumplen los objetivos de la operación especial. os rusos que ya habían tenido también cierta experiencia en la guerra de siria deciden retirarse de un territorio que suponía consumir y extender sus fuerzas. (Tarea que no completaron después o más bien no quisieron complementar con más refuerzos por ejemplo en el oblast de Kharkov y Khersón) evitaron desgastarse en combates urbanos de Kharkov y Kiev y en cambio buscaron el objetivo de enfocarse en el Donbass para seguir con el Verbutlung (desgaste como ocurrió con Verdun). Evitan incursiones solitarias de vehículos y blindados reforzando acompañamiento de artillería y refuerzan la protección con blindaje activo frente a los Javelin y TOW. (Estos últimos bastante cuestionados) Dan prioridad a la artillería que se vuelve eje de las operaciones y al menos en un principio en número se impone a la Ucranianas.
Cómo occidente no logra un escenario similar al Afganistán de los 80 donde las fuerzas soviéticas les toca extenderse en zonas aisladas ya que la orografía no es accidentada en Ucrania, cómo se protege al final la línea del frente con retiradas estrategicas después de incursiones Ucranianas en zonas menos protegidas y otras que sencillamente costaba ya proteger(Khersón tuvo un duro efecto), y además se acude a desgastar y destruir el poder militar de Ucrania aprovechándose del fanatismo de varios de sus líderes que no toleran más derrotas y temen que les corten la asistencia militar. (Lo de Severodonetsk y Lysichansk fue un duro golpe), la guerra cambia de paradigma a una con características de mayor simetría puesto que ahora no se trata de hostigar líneas de suministro y formaciones desprotegidas en todo un territorio. Se tiene es un combate posicional que no se rompe, donde a excepción de la incursión en Liman e Izyum. Las ofensivas Ucranianas no pueden avanzar y para seguir incluso resistiendo se ven obligadas a recibir ayuda en modo de guerra convencional que ahora es mucho más costosa para occidente y la expone peligrosamente a una cierta reducción de su arsenal de defensa en unos países.
En realidad pienso que despues de la operación especial si trunfaba era una manera sorpresa de deponer la camarilla gobernante de Ucrania por una de otras facciones políticas perseguidas y tomar zonas clave de gobierno en Kharkov y Kiev deponiendo a Zelensky y acaso eliminando a sujetos peligrosos como Avakov y algún que otro oligarca, pero la cuestión de desnazificar era muy compleja y todavía desmilitarizar porque no quedaba claro que las restantes tropas se rindieran.Al fin falló porque no se tuvo en cuenta la inteligencia que era suministrada enemigo ni la tecnología satelital, la rápida respuesta de algunas unidades que contaron con el apoyo de voluntarios e impidieron y que no se destruyeron con mayor profundidad infraestructuras en instalaciones militares.
Y claro que el ejército ruso tenía las fallas no resueltas todavía en cuanto a usar acciones de reconocimiento, de información satelital y empleo de drones, junto con la logística, no obstante en sentido táctico evitaron la predecible y errónea trampa que pretendía la OTAN ponerle lo cual resultó ser esencial.
Es posible que Rusia ahora busca seguir hacer desgastar a las tropas Ucranianas y debilitarlas hasta tal punto que no puedan continuar y colapse el régimen más que la ayuda de occidente se complique más. Aún falta mucho camino pero sigue siendo algo sustentable teniendo en cuenta el despilfarro que hace el gobierno Ucraniano, las tácticas absurdas y crueles, aparte de un fanatismo inservible frente a la situación que ahora tiene el conflicto. Es difícil que hacer una vez se triunfe y creo que el gobierno ruso es consciente de ello. Su élite solo desea volver al estado anterior y ocupar Ucrania es de todas formas un reto a tener porque Rusia no es la unión soviética que podía depurar y eliminar el nazismo en Galitzia favoreciendo las condiciones de vida al mismo tiempo. Se entenderá que las dudas de Rusia pueden partir de ese punto clave.
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Efectivamente, tengo una entrada en vísperas de la guerra que indicaba que no era posible una guerra de guerrillas clásica, porque Ucrania no es país de partisanos. Lo que se pretendía por parte de los americanos desde el primer día era una guerra de posiciones como la que estamos viendo ahora. La «operación militar especial» fue un fracaso relativo porque logró tomar posiciones clave y terreno «cortocircuitando» la estrategia americana de librar una guerra de desgaste ciudad por ciudad, frenando al ejército ruso a la defensiva. Sólo los errores rusos con sus retiradas, consecuencia de los errores del despliegue y plan inicial, han alargado la guerra. Volvemos otra vez a Moltke, sobre la dificultad de corregir un error de despliegue o planteamiento inicial, al principio de la guerra los ucranianos cometieron un error inicial en el despliegue que los exponía al cerco, al estar el grueso del ejército comprometido en el Donbass preparado para la ofensiva. El cerco del frente de Donbass no se produjo, salvo el grupo de Mariupol, pero también da igual, porque las fuerzas ucranianas quedaron fijadas en sus fortificaciones y han ido sucumbiendo en batallas de desgaste y cerco, Severodonetsk y Lisichansk las más destacadas, hasta la última, Artemovsk. Lo que resulta amargamente irónico es que los rusos cometieron el mismo error de despliegue y no movilizaron más fuerzas hasta que fue tarde y por eso perdieron Izyum y Kherson. A riesgo de ser insistente con el tema, los paralelismos con la Primera Guerra Mundial son evidentes, una fase inicial de guerra de movimientos y un estancamiento de guerra de posiciones porque las fuerzas están equilibradas, ningún bando tiene capacidad o voluntad de romper el frente. De nuevo esto tiene causas tecnológicas que usted apunta, pero sería exagerado decir que el misil y las minas antitanque han dejado obsoleto al carro de combate como la ametralladora y el alambre de espino dejó obsoleta a la caballería. El cambio tecnológico no ha sido tan profundo y al final, haciendo una abstracción, todos estos medios, desde los satélites a los drones, no son más que multiplicadores de fuerza. La razón principal del estancamiento en una guerra de posiciones tiene más que ver con el equilibrio de fuerzas que porque tal o cual arma haga la ruptura del frente imposible.
Sobre el resto de cuestiones que plantea, no soy el primer analista que plantea que en vista de las enormes pérdidas, la huida de la población y el daño causado a la economía, Ucrania está siendo arrasada. Esto conviene a los USA que elimina el valor de Ucrania como adquisición para Rusia, pero de forma perversa hace más fácil a Rusia la absorción del territorio, porque partir de cero es más fácil que someter a un país todavía próspero y con una población hostil. La guerra elimina bocas inútiles y rebeldes, la destrucción de infraestructuras y viviendas no es tan mala como parece, al disminuir la población, muchas obras son redundantes, muchas poblaciones se convertirán en «ciudades fantasma», y de todas formas la infraestructura heredada de la Unión Soviética ya estaba al final de su vida útil y necesitaba renovarse. Habría sido mejor para todos los implicados, en especial para la gente de Ucrania no haber llegado a este punto, pero para los rusos ocupar un montón de ruinas no sería tan malo, ganarían algo de población, y además leal, y obtendrían territorio y muchos recursos valiosos, desde tierras de cultivo a materias primas estratégicas como el litio y el titanio, librándose de la casta oligárquica explotadora y del lastre de la deuda.
Ya sé que lo más probable, atendiendo a los antecedentes históricos, es que la riqueza y los recursos de Ucrania caigan en manos de los oligarcas rusos. Pero por otra parte, las sanciones y el aislamiento de Rusia están debilitando a las élites extractivas rusas, lo que previsiblemente lleve a un capitalismo de estado como el de China, o el Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial, en el que los olicarcas se vuelvan hacia el desarrollo delmercado interno y la industrialización.
El mundo ya no va a volver a ser como antes. En cuanto a la ocupación del territorio, no será necesaria una campaña de represión al estilo de Stalin, la guerra está eliminando a los nazis y rebeldes mucho más eficazmente que lo que haría el NKVD.
Ya he dicho muchas veces que no me agrada la matanza porque muchos de los soldados de Ucrania son rusos alistados a la fuerza y gran parte de los ucranianos centrales pueden ser redimidos, pero es motivo de satisfacción que según los últimos informes sobre Bakhmut, los muertos y escasos prisioneros que se hacen son ahora ucranianos del Oeste, tanto nazis como reclutas a la fuerza. Cosechan lo que sembraron…
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Me ha gustado el análisis de Enrico Tomaselli. Bien documentado y con opiniones ponderadas. Además coincide, en primer lugar con las opiniones expresadas, en el Canal de YouTube de Rubén Gispert, que tan acertadamente nos remitió el enlace nuestro amigo Juan, por dos de los colaboradores del mismo, en especial del analista norteamericano. También coincide, o mas bien coincido yo, sin habérmelo propuesto, con el autor, en el último post mío. Me estoy refiriendo, en este último caso a las afirmaciones de los errores cometidos por ambos bandos.
En el Canal de YouTube de Rubén Gispert, el norteamericano hablaba de la diferente postura que tenían los «Neocon», antirrusos por sistema, representados por Victoria Nuland con los tradicionales conservadores republicanos representados por Trump. Los primeros buscan la destrucción de cualquier tipo de alianza que pudiera darse entre Rusia y Alemania pues con ella, se socavaba la hegemonía americana. Los segundos abogaban y abogan por centrarse en China, alejando a Rusia de su influencia.
Es también cierto que, cometido el error de apreciación por parte americana, no han sabido esbozar una estrategia sustitutiva de la prevista en un escenario de «Afganización» de la guerra. Ahora mismo, van a remolque de los acontecimientos, alimentando a las masas con la posible realización de una «Ofensiva de Primavera» sin tener en cuenta ni con que medios contarán ni que personal la podrá desarrollar. El artículo de Slavyangrad de hoy, del que dejo el enlace, habla de una ofensiva sumamente ambiciosa, dividida en dos etapas y seis direcciones. Incluso la Oficina de Camiseto se jacta de haberla empezado ya. Sin embargo, cuando se leen las líneas de acción de la misma, se observan flagrantes lagunas. ¿Cómo van a cortar las líneas de suministro rusas? ¿De donde van a salir tantos batallones, perfectamente instruidos y coordinados capaces de establecer cabezas de puente en el Dniéper? Como van a silenciar a la artillería rusa y fijar en tierra a su Fuerza Aérea? Es un brindis al Sol. Como dice el autor, «el mensaje es una especie de win-win mussoliniano, que suena más a entrenamiento autógeno que a un verdadero programa político-militar».
https://slavyangrad.es/2023/02/28/planes-2/#more-26730
En cambio, son muchos los analistas que pronostican una ofensiva rusa, de carácter limitado, esta primavera para con posterioridad, lanzar en verano una de mayores proporciones. Así al menos, lo manifestaba el analista americano, interviniente, en el Canal de Rubén Gispert.
La frase pronunciada por por Blinken, según la cual «todos los lazos de Rusia con el mundo han sido cortados uno a uno», muestra la desconexión con la realidad de los Neocon , o mas bien de la huida hacia adelante en la que se han metido. Como dice el autor, «para los cortesanos y vasallos del imperio, reunidos en la colonia germánica, ellos son el mundo entero. El Pentágono, en cambio lo visualiza de forma diferente pero, por el momento no ha conseguido, todavía, imponer sus tesis.
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Hola, amigo Carlos Sánchez Ferlosio. En primer lugar debo decirte que me gustan mucho tus intervenciones que leo con interés. Por otra parte, veo que ambos coincidimos, como todos aquí, también en seguir otros medios que se salen del relato oficial, como el que nombras, pero tengo que hacerte una pequeña corrección, no se trata de Rubén «Gispert», sino de mi «primo» Rubén Gisbert.
Saludos.
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Ah, ¿entonces tú eres Rupén Bisgert? me he perdido
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No, amigo Zhukov, no hay ningún «Rupén Bisgert», tan solo quería indicarle a Sánchez Ferlosio que el apelido de Rubén es Gisbert, como el mío, y no Gispert. No hay motivos para perderse.
Saludos.
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Para mí, siempre hay motivos para perderse en un juego de palabras o un chiste malo. Me aburría en la oficina.
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Bueno, pues una vez gracias por el analisis y el nivel del blog.
A mi entender:
Europa Occidental……por fin empieza a tomar conciencia de su situación global: parque de vacaciones.
Rusia al fin ha entendido que debe tratar SOLO con iguales.
Los EEUU vén que la bola del mundo gira y no va en su dirección (nada que no sepamos Holandes, Ingleses, Romanos, Franceses, Españoles, Portugueses, etc). La cultura del Fastfoot se acaba. Hubo un tiempo que el capitalismo/liberalismo mantenia las formas y permitía una sanidad pública, una jubilacion digna etc pero si ahora ya no hay alternativa global, para que mantener esa cara y no mostrarse como es uno en realidad?.
Y Ukrania?……bueno los polacos, como en su día los Nazis con ellos, deben estar pensando que parte de Ukrania se van a comer cuando el bufón de Kiev caiga.
Existen dos opciones: O todos sufrimos esta guerra o Ukrania se va a la mi..er..da.
En cuanto a los mensajes de que son nuestro aliados, vamos a darlo todo por ellos, etc pues eso son solo frases y comunicados del momento/moda. Es como lo de aquel que andaba con narcos y quería ser honrado y presidente.
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Curiosa la noticia que he leido esta mañana y que la dejo como enlace para el que quiera leerla:
https://military.pravda.ru/news/1806110-zelenskii_voenachalniki_kontrnastuplenie/
A su vez, esta noticia del pravda.ru citaba el artículo de otro medio cuyo enlace también adjunto:
https://www.19fortyfive.com/2023/02/ukraine-war-mystery-zelenskyy-fires-a-top-military-commander/
Viene a decir, el autor de la noticia, que Z está buscando nuevos líderes militares para conducir la futura ofensiva.
Ahí va eso.
Como si esto de la guerra fuese como si en una multinacional se necesitase un CEO nuevo para lograr los objetivos perseguidos. Sólo falta el anuncio en LinkedIn o infojobs.
El autor, un inglés, ni corto ni perezoso añade que en el Kremlin están igual, por supuesto…
La cantidad de juntaletras que se han acostumbrado a decir gilipolleces a cambio de llenar la nevera ha aumentado exponencialmente con este conflicto, es a la única conclusión que llego.
Y añado, tú, inglés, esto no es una multinacional luchando por mantener sus cuotas globales de mercado, esto es un ejército en guerra donde la gente mata y muere, nada más, ni nada menos, y en el proceso ya deben o deberian tener los mandos oportunos para dirigirlo todo magistralmente para y desgraciadamente optimizar hasta la última gota de sangre.
El único hecho cierto es que Z ha relevado al jefe militar en la zona del Donbás, este individuo llevaba 1 año en el mando y visto lo visto ya ha dado todo lo que tenía que dar. Supongo que se irá con la cabeza bien alta y con la satisfacción del deber cumplido… para mí no es más que un colaborador sumiso en la picadora de carne que Z y sus mantenedores occidentales han provocado deliberadamente en esta Ucrania para intentar joder al ruso.
Esto enlaza con la nueva aportación de un compañero lector.
Me quedo con el titulo: «callejón sin salida».
No puede ser de otra forma, no podía ser de otra forma. ¿Qué se podía esperar de estos líderes occidentales?
Un anciano digamos que desorientado, un harén europeo de sumis@s interesados por sus limitaciones y miserias personales, un fantasioso y siniestro tonto útil y un ramillete de dirigentes polacos, lituanos, etc fanatizados que no han sabido pasar página en sus relaciones historicas con Rusia y que su posicion les está dando réditos personales como nunca. Con esto no se va a ninguna parte, a ninguna, o por lo menos, a ninguna parte buena y razonable.
Sin objetivos claros, concretos y precisos, sin verdadero liderazgo, sin principios, ni valores sólidos y auténticos nunca se ha ganado nada, solamente se ha malvivido y salido adelante. Poca proyección.
Desde luego China está dando palmas con las orejas
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Cómo tomar Artemivsk/Bakhmut de forma eficiente (en mi humilde opinión), dado el equilibrio actual de fuerzas:
1) Mantener la presión en torno a la carretera T0504 de Ivanivske (desde el sur) y en dirección a Bohdanivka (desde el noreste hacia la vía O0506), enfocándose especialmente en inutilizar las defensas antiaéreas.
2) Cercar la planta metalúrgica de Azom por el sureste y también, en tanto lo permita el barro, por el noroeste, sin entrar en ella todavía, pero estableciendo vigilancia para evitar salidas y entradas (inclusive subterráneas).
3) Realizar pasadas de aviación o drones en torno a Khromove para inutilizar las unidades grandes, o, cuando menos, deteriorar las carreteras de escape lo suficiente para que sean impracticables o reduzcan la velocidad de retirada. Esto una vez inutilizada la defensa antiaérea, obviamente.
4) Continuar el avance desde el este hacia el río Bakhmutivka, cruzándolo preferentemente por el sur en torno a Damba, y a partir de ahí avanzar hacia el noroeste por la orilla occidental.
5) Concluidas estas fases, avanzar en paralelo con grupos blindados suficientemente separados sobre las acumulaciones de unidades restantes, desminando varias vías de escape (no solo una), y evitando enviar columnas de blindados de uno en uno, o grupos de blindados demasiado juntos, a fin de minimizar bajas causadas por la artillería.
6) Completar el embolsamiento en pinza desde el norte y el sur sobre Fakhovyy Koledzh (en torno a la oficina postal de Vulitsaya Yuvilevna), y limpiar la ciudad por barrios, dejando las plantas industriales y otras fortificaciones más complicadas para el final.
7) Reforzar las fortificaciones al oeste hacia Chasiv Yar y proseguir el avance en cuña por la E-40 hacia Sloviansk.
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Buenas , adjunto el siguiente artículo sobre la composición de las unidades tácticas rusas. https://simplicius76.substack.com/p/the-btg-is-dead-long-live-the-btg
Merece la pena leerlo, muchas gracias y saludos.
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Súper interesante, gracias por compartirlo.
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Muy buen articulo, gracias por la aportación. Para leer , releer y asimilar el como se enfrentan a cada nuevo objetivo y su despliegue. La pena es que al ser filtrado lo modificarán (aunque sea levemente o en movimientos) para no ser previsibles.
Saludos a todos.
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Gracias a todos vosotros 😄
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No encuentro el artículo de Enrico Tomaselli en internet.
¿Alguien me puede pasar el enlace, por favor?
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Un artículo muy interesante que nos describe lo que ya percibimos o intuímos.
No voy a hacer ningún comentario sobre la situación actual porque creo que tanto el texto como las aportaciones del resto de compañeros lo han explicado muy bien en sus diferentes aspectos, tan solo quería compartir con vosotros el último artículo del periodista Rafael Poch de Feliu, uno de los pocos profesionales del ramo que mantiene la decencia en esta España de nuestras entretelas. El título es «Ellos lo cuentan así» y, más que un análisis al uso de este conflicto, se trata de un compendio de declaraciones de líderes, políticos, militares y medios occidentales que explican el origen, los motivos y los prolegómenos de esta guerra. Podría parecer propaganda rusa, pero son ellos mismos los que nos desvelan el porqué de una manera descarada y cínica, sin las mentiras e hipocresía a las que nos tienen acostumbrados.
Recomiendo su lectura.
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Aquí tenéis el enlace del artículo que os he dicho.
Gracias.
https://rafaelpoch.com/2023/02/28/ellos-lo-cuentan-asi/
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